EL CAJÓN DE MIS PIEDRAS

 Desaprendiendo. Desaprendiendo a aceptar como propios valores impuestos, ya yerran desde mi niñez, sobrevalorados, falsas virtudes rodeadas de una aureola hipócrita que me hace sentir cómoda ante ojos que no son los míos. (No se confundan, sé que existen esos otros valores, ni tantos ni tan conocidos, pequeñas joyas, valiosas...) Desaprendiendo a llevar a rastras pesadas y caducas promesas que me esclavizan y me guían a una vida no deseada, a una persona ya desconocida. (Ya desaprendida...) Desaprendiendo que mis mayores no siempre tenían la razón, que ellos arrastran sus propias condenas, que defienden su mentira para no llegar a la conclusión  de que sí tenían otra oportunidad, otra salida, otra vida, otra religión. (Esperanza...) Desaprendiendo, que todo los desaprendido me otorga el poder de entregarme sin complejos a cada sentimiento, a cada pensamiento, aún a sabiendas de que puedo equivocarme, o exagerarlos... Pero serán míos... (He necesitado media vida para entenderlo, para a

 Yo era torre, yo era fortaleza, mis cimientos hechos de años, de líneas rectas, de errores superados. Yo era torre, torre sin puertas, sin ventanas, sin entradas ni salidas, yo era fortaleza, poderosa, altiva, codiciada. Ahora soy ruina, piedras que jamás darán fe de lo que fui; pilares tumbados sin sentido.... OBRA DE ÁNGELES TERÁN

 Tal vez en otra ocasión pueda contarte cosas sin que te salpique mi dolor. Podría contarte cosas hermosas que soñé, cosas que me hicieron volar, me hicieron ser más joven y hermosa. Podría contarte maravilloso sueños carentes de malos, carente de buenos, llenos de caricias y risas. Tal vez en otra ocasión pueda contarte cosas sin que suenen a pasado. Podría contarte cuánto amé una sonrisa, y los juegos que creaban esas manos con dotes de pintor, de monitor de yoga, de contador de chiste, de orador frente a una taza. Desearía tanto poder en otra ocasión ser capaz de creer que todo fue real, que fuimos novios, que no fui algo a esconder, un pecado a confesar, que fuimos lo mejor que pudo pasarnos... a pesar de todo. Tal vez en otra ocasión no me sienta como alma rota, como trompeta que acompaña una voz triste que lamenta un desamor. Quién sabe, tal vez algún día vuelva e invente un final bonito si éste no existiese. Ángeles Terán registrado Obra de Ángeles Terán

 Dame una mentira, la meteré en mis entrañas a través de mis raíces, la filtraré a través de mi tronco y la pariré como hojas verdes brillantes que harán que los que me recuerden crean que mi historia fue hermosa, de un hermoso verde brillante.... Ángeles Terán registrado Obra de Ángeles Terán

  sábado, 9 de abril de 2016 Fragmentos del libro que nunca lograré terminar. ...Me devoraba a mí misma y es que no hay peor crítico que uno mismo, no tuve piedad, no tenía que medir mis palabras para procurar no hacer daño al otro, ni calcular las consecuencias de mis hirientes y desmedidos valores de juicios.... ...Dejé de escribir porque no podía dejar de ser yo misma al hacerlo, el abrirme en canal en cada pensamiento o en cada crítica, me suponía dar jugosas armas a aquellos que disfrutaban viviendo de las rentas que les  proporcionabas  en sus corrillos, hablar de vidas ajenas, amores, desamores, del sufrimiento ajeno (puesto que hablar de esos diminutos momentos felices, no les proporciona el mismo placer) y sin duda, debo ser una mujer llena de jugosas historias que hacen que la vida sea toda una experiencia digna de vivir en primera persona. Cuanto lamento que no sea del todo cierto. ...Muchos pensarán que no se puede vivir pensando en lo que dirán de ti, pero la realidad es q

  Ando arrastrando los pies Procurando no dejar surcos que inviten a nadie a seguirme Ando sin hacer ruido Para no molestar a quien pueda incomodar mis sonidos Ando, pero no me muevo Para que nadie se moleste en buscarme. Y aún así Ni me siguen Ni me oyen Ni me buscan                             Terán Ángeles                              Registrado Obra de Ángeles Terán 

  Era una niña Con carnes hermosamente desordenadas Pero niña Cuando temblaba con el roce de su voz Una niña Que sólo poseía pasado que no deseaba un futuro Ahora devorada Por un ejercito de gusanos moradores  del vacío que dejaron Aún, alguna vez Un reflejo se apiada de ella y deja que sueñe Cuando creía ser niña Es el movimiento de gusanos quien la trae a la realidad Está muerta Donde había un corazón habitan sus devoradores. Ángeles Terán registrado Obra de ángeles Terán  Reidi

  lu nes, 21 de noviembre de 2011 Hoy me levanté dispuesta a pasar un sábado de lo más relajada, con la única preocupación de recordar si tenía suficiente pan para el desayuno, o si debía enfundarme el chándal y salir corriendo a la panadería, antes de que todos se despertaran. Rara vez es la que no termino tomando el café en el cuarto de baño mientras intento quitarme la cara de  << ¿Qué queréis?, ¡es lo que hay!>>. Tenía pan, y deseaba  poder disfrutar de uno de los momentos que más me gustan del fin de semana: desayunar sin prisas, en pijama, sin agobios de ningún tipo. Poco tiempo después de estar sentada en la cocina, con el café recién hecho entre mis manos, mi tostada de pan integral, abstraída en el placentero lapso de la “tranquilidad”, percibí que mi hija,  pegada a mi lado, me observaba de una manera poco habitual. Yo no quería ni mirar con el rabillo del ojo, sabía que en cuanto lo hiciese, algo rompería ese instante de paz. Pero claro,… me pudo la curiosidad. -

La caída Hoy de nuevo ese sueño caigo a un vacío mi vacío intento gritar el aire entra en mi boca impidiendo que salga nada de ella mi estómago se expande voy cayendo cierro los ojos siento como el viento se abre a mi paso acariciando cada palmo de éste me gustaba el viento me gustaba sentirlo como lo siento ahora sentir que te atraviesa me pasan recuerdos por la mente recuerdo cuando niña y tenía este mismo sueño recuerdo que sólo sentía miedo no apreciaba nada más que el inmenso pánico que me proporcionaba el verme caer a la nada ahora cada vez mi cuerpo se adapta a la irremediable caída se expande se deja atravesar y todo los olores que en mi recorrido me penetran me traen recuerdos de mi pasado ya no lloro ya no intento dejar la garganta gritando mientras me ahoga el viento ahora me como el viento ahora siento como soy yo la que abre el espacio para pasar lo rompo en mil pedazos y lo atravieso ahora no cierro los ojos para evitar ver el final los dejo abiertos y resecos me piden cl

  ..Aún recuerdo noches eternas donde el silencio era sólo espacio preñado de miradas y deseo aún tengo en mi mente tus risas y las mías tus palabras dedicadas una a una recordándome que la vida es bella cuantas veces amanecimos juntos lamentando el Sol recordándonos nuestra realidad nuestras palabras eran vírgenes, exentas de olores reconocidos eran tan transparentes y delicadas como una pompa impoluta qué ocurrió tu perfume, ya desconocido, me lastima tu mirada me duele y me hace sentir pequeñita no puedo oír tus susurros sólo escucho palabras roncas y quebradas de reproche qué pasó para que todo me duela al verte para que todo lo tuyo me suene a quejío, a pecado, a vergüenza. me miro en el espejo y no me encuentro, como ya no te encuentro en tu esquiva mirada ¿por qué?  dime tú el motivo de tantos  “te odios” contenidos de tantas despedidas retenidas de rondas que no fueron de males que vinieron.......  Una pequeña parte de una larga historia que nunca conseguiré dar por terminada  

Obra de Ángeles Terán   viniste a mi mundo cuando estaba en guerra llegaste cuando no tenía más sentimientos que el  dolor ni más necesidad que la  sobrevivencia viniste cuando yacía sola y abandonada a mi suerte no pude enfrentarme a la vida que me ofrecías todo en mi mundo era desolación , destrucción y oscuridad una oscuridad tan espesa, tan confusa, tan real como lo eras tú mismo en mi corazón hay una luz pequeñita, apenas apreciable en donde te escondí para no olvidar que una vez un ser divino quiso guiarme con el destello de su alma y mis miedos  hizo apagarla, antes  que su resplandor me salvara  por Ángeles Terán registrado

  Según Kafka, la soledad humana es ante todo obra del mismo hombre. También ocurre que esa espantosa singularidad que le aprisiona en su quimera y le separa del mundo, la siente el hombre vivo como una condición inevitable de su ser, una especie de maldición externa, de obligación o de fatalidad. en tal caso, con una conciencia sufridora y humana, se encaja en un cuerpo y en su destino que le limitan. Igual que Gregorio Samsa se transforma en un ciempiés, el protagonista de EL PUENTE es un puente. Yo era, rígido y frío, un puente que salvaba un abismo. La punta de mis pies se hundía de un lado, y del otro mis manos se aferraban a la tierra.... Yo estaba, pues, allí y esperaba; y estaba obligado a esperar. Sin desplomarse, un puente, una vez tendido, no  podría dejar de ser un puente.